El aire acondicionado no solo regula la temperatura, también afecta directamente la calidad del aire que respiras en casa. Un sistema mal mantenido puede convertirse en fuente de alergenos y bacterias, mientras que uno bien cuidado purifica el ambiente.
Filtros: tu primera línea de defensa
Los filtros sucios son el problema más común. Cuando no se cambian regularmente, acumulan polvo, polen y hasta ácaros que luego circulan por toda la casa. María González, técnica en climatización con 15 años de experiencia, recomienda: "En hogares con mascotas o personas alérgicas, lo ideal es limpiar los filtros cada mes".
La humedad invisible
Los sistemas de AC reducen la humedad ambiental, pero si el drenaje no funciona bien, puede crear el ambiente perfecto para moho. Un truco sencillo es verificar periódicamente que la bandeja de condensados esté limpia y sin obstrucciones.
Ventilación vs. recirculación
Muchos no saben que sus equipos tienen opción de tomar aire fresco del exterior. Aprovechar esta función por unas horas al día renueva el oxígeno y reduce la concentración de CO2. Eso sí, en días de mucha contaminación exterior es mejor mantener el modo de recirculación.
Soluciones prácticas para respirar mejor
- Programa una limpieza profesional anual que incluya ductos y serpentines
- Considera añadir un purificador de aire independiente si hay problemas de alergias
- Las plantas como el potus o la palma areca ayudan a filtrar toxinas naturalmente
Como me comentó recientemente un cliente: "Desde que empecé a prestar atención al mantenimiento de mi aire acondicionado, los episodios de alergia de mi hijo disminuyeron notablemente". Pequeños cambios hacen una gran diferencia en la calidad del aire que respiramos cada día.